Mi capitán, que hay mujeres…
Si Baleares puede tener a final de año cien mil parados. El CRE advierte de que la economía de las islas toca fondo con los sectores de Servicios e Industria en mínimos históricos. TUI, el gigante turístico, anuncia que baja los precios un 5’5 por ciento la próxima temporada. Los payeses –detengámonos aquí un instante-- arruinados por el aumento de costes de producción y recibiendo por sus productos un precio que según Unió de Pagesos en algunos casos se multiplica por seis antes de llegar al consumidor --además de la falta de apoyo por parte de la Administración-- se ponen a vender, en la Plaza de España y en señal de protesta, directamente casi dos toneladas de naranjas, coliflores, lechugas y perejil, al precio que se los compran a ellos, o sea a 50 céntimos.
Por otra parte tenemos un Govern que parece estar paralizado por sus peleas internas. En el Consell Insular toman las mismas cucharadas y tienen embarrancados el Plan Territorial y el Plan de Carreteras. Y, aquí ya parió la abuela, nuestro fabuloso tren está de nuevo en huelga. ¿Crisis institucional? Que va. Para crisis institucional, y en mayúsculas, como titulaba ayer un reputado medio, el culebrón del Mallorca. El ultimátum dado por Mateo Alemany a Martín Mingarro para que o paga lo que debe en 24 horas o le devuelva el club.
Que quieren que les diga. A uno lo que ocurre le recuerda aquel chiste de un capitán que hundiéndose el barco sale disparado hacia los botes salvavidas y cuando alguien le grita: “mi capitán, que hay mujeres” responde, “si, ahora estoy yo para polvos”. Porque desmoronándose nuestra economía, haciendo agua por los cuatro costados, parece que lo único importante para la prosperidad de esta comunidad es que se salve el Mallorca y Alemany cobre su pelotazo aunque se hunda todo lo demás, porque el fútbol es más que un deporte y algunos piensan incluso que el fútbol es el centro del mundo.
Alemany compró el 93,4 de las acciones del Mallorca el pasado mes de enero por 1,5 millones de euros y en agosto vendió la mayoría al Grupo Safín. Ejecutó una opción de compra y ocho meses después se marchó habiendo ganado a costa del equipo de sus desinteresados afectos 2,5 millones de euros. Amor al club o especulación pura y dura. ¿No será más bien que la avaricia rompe el saco? Pues a lo mejor.
Por otra parte tenemos un Govern que parece estar paralizado por sus peleas internas. En el Consell Insular toman las mismas cucharadas y tienen embarrancados el Plan Territorial y el Plan de Carreteras. Y, aquí ya parió la abuela, nuestro fabuloso tren está de nuevo en huelga. ¿Crisis institucional? Que va. Para crisis institucional, y en mayúsculas, como titulaba ayer un reputado medio, el culebrón del Mallorca. El ultimátum dado por Mateo Alemany a Martín Mingarro para que o paga lo que debe en 24 horas o le devuelva el club.
Que quieren que les diga. A uno lo que ocurre le recuerda aquel chiste de un capitán que hundiéndose el barco sale disparado hacia los botes salvavidas y cuando alguien le grita: “mi capitán, que hay mujeres” responde, “si, ahora estoy yo para polvos”. Porque desmoronándose nuestra economía, haciendo agua por los cuatro costados, parece que lo único importante para la prosperidad de esta comunidad es que se salve el Mallorca y Alemany cobre su pelotazo aunque se hunda todo lo demás, porque el fútbol es más que un deporte y algunos piensan incluso que el fútbol es el centro del mundo.
Alemany compró el 93,4 de las acciones del Mallorca el pasado mes de enero por 1,5 millones de euros y en agosto vendió la mayoría al Grupo Safín. Ejecutó una opción de compra y ocho meses después se marchó habiendo ganado a costa del equipo de sus desinteresados afectos 2,5 millones de euros. Amor al club o especulación pura y dura. ¿No será más bien que la avaricia rompe el saco? Pues a lo mejor.
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