Unos perfectos burros
Ustedes ya lo saben: los alumnos de primero de Bachillerato que suspendan cuatro materias podrán optar por repetir curso completo o matricularse de las pendientes y pasar a segundo y solo los alumnos que suspendan más de cuatro materias repetirán curso en su totalidad. La medida, nos dice el gobierno, pretende al parecer combatir el abandono escolar y hacer la enseñanza más atractiva y flexible ya que poder pasar de curso con cuatro calabazas posibilitará que los estudiantes concentren los esfuerzos en las materias no superadas al tiempo que sigan avanzando. Es sin duda, una manera original y diferente de ver las cosas. Y la ministra del ramo, en defensa de su hallazgo, ha argumentado: "Si un alumno consigue superar varias asignaturas de un curso, aunque no lo haya terminado ¿es lógico penalizarle obligándole a repetirlo completo? Creo que esa es una invitación al abandono". Ahí tenemos pues el quid de la cuestión: unas tasas de abandono escolar muy altas –y en Baleares aun mas— ya que un 29,9% de jóvenes dejan los estudios después de la ESO mientras que la UE se ha propuesto como objetivo para 2010 que el abandono sea solo del 10%.
La medida ha suscitado las reacciones que cabía esperar. Mientras una confederación de padres afín al PSOE --y qué otra cosa iban a decir-- cree que se trata una medida positiva porque contribuye a hacer más "interesante" el bachillerato, las restantes organizaciones de padres la han tachando de disparate descomunal que provocará un caos porque hará convivir alumnos repetidores o indolentes con aquellos que se toman el estudio con seriedad y es por tanto una decisión que vulnera el derecho a una educación de calidad, minusvalora la autoexigencia personal y no fomenta el esfuerzo del alumno. Y los sindicatos, coincidiendo con la confederación de centros, han considerado que el único objetivo es blanquear las estadísticas sobre el fracaso escolar para conseguir que España cumpla con los objetivos de Lisboa de cara a 2010.
Entre tanta opinión adversa, una llamativa y surrealista nota discordante: la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Baleares la considera positiva y afirma que ayudará al alumno, que estará más preparado y será mejor para su formación aunque, claro está, no han sabido argumentar el porqué. Lanzados pues a una piscina sin agua está por ver si sus asociados, o quienes dicen representar, han sido consultados al respecto, participan de tan peregrina opinión y quieren que sus hijos acaben los estudios siendo unos perfectos burros. Quien en Baleares si ha puesto un ápice de sentido común a la cuestión ha sido Neus Santaner advirtiendo, desde el STEI, que por experiencia docente se sabe que si a un alumno se le deja pasar curso y su situación no mejora, el fracaso esta asegurado. ¿Necesitamos por tanto en las islas todavía un mayor fracaso escolar? Porque de momento de zotes ya vamos bien servidos.
La medida ha suscitado las reacciones que cabía esperar. Mientras una confederación de padres afín al PSOE --y qué otra cosa iban a decir-- cree que se trata una medida positiva porque contribuye a hacer más "interesante" el bachillerato, las restantes organizaciones de padres la han tachando de disparate descomunal que provocará un caos porque hará convivir alumnos repetidores o indolentes con aquellos que se toman el estudio con seriedad y es por tanto una decisión que vulnera el derecho a una educación de calidad, minusvalora la autoexigencia personal y no fomenta el esfuerzo del alumno. Y los sindicatos, coincidiendo con la confederación de centros, han considerado que el único objetivo es blanquear las estadísticas sobre el fracaso escolar para conseguir que España cumpla con los objetivos de Lisboa de cara a 2010.
Entre tanta opinión adversa, una llamativa y surrealista nota discordante: la Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Baleares la considera positiva y afirma que ayudará al alumno, que estará más preparado y será mejor para su formación aunque, claro está, no han sabido argumentar el porqué. Lanzados pues a una piscina sin agua está por ver si sus asociados, o quienes dicen representar, han sido consultados al respecto, participan de tan peregrina opinión y quieren que sus hijos acaben los estudios siendo unos perfectos burros. Quien en Baleares si ha puesto un ápice de sentido común a la cuestión ha sido Neus Santaner advirtiendo, desde el STEI, que por experiencia docente se sabe que si a un alumno se le deja pasar curso y su situación no mejora, el fracaso esta asegurado. ¿Necesitamos por tanto en las islas todavía un mayor fracaso escolar? Porque de momento de zotes ya vamos bien servidos.
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