Adelante con los faroles
No No es para chafarles la guitarra a todos cuantos han ideado este invento –Joaquín Rodríguez y quienes le han dado cancha en sus desvaríos-- pero no estaría de más que se les recordara aquello que ya en el siglo IV aseveró aquel filosofo griego llamado Aristóteles, de que la única verdad es la realidad. Y la realidad –aunque no la quiera constatar una policía municipal que caza moscas-- ha resultado ser esta: la implantación del carril bici en un lado de las avenidas ha estrangulado la fluidez de la vía y han convertido parte de la ciudad en un gran atasco. Y en esta valoración se ha producido una de las mayores unanimidades hasta ahora conocidas porque incluso la prensa adicta --excepción hecha de alguna pluma orgánica que ha clamado en solitario en el desierto—se ha despachado a gusto sobre la irresponsabilidad de quienes, sin saber muy bien lo que podía ocurrir –aunque fuera perfectamente previsible— se lanzaron sin paracaídas a poner pistas para bicicletas donde estaba mas claro que el agua que no era el lugar adecuado. Y no es para ponerme ahora plumas en el sombrero, pero ya escribí en su día, sin necesidad de mirar la bola de pitoniso, que algo semblante iba a ocurrir.
Y como se ha armado la gorda la alcaldesa ha tenido que salir a darla cara – ¡Rodríguez, no te escondas ahora ¡-- diciendo que no hay para tanto, que la cosa no ha creado atascos, que al final no pasara nada y que –en esto estamos perfectamente de acuerdo— una ciudad que tiene un debate es una ciudad viva, aunque lo que ocurre mas bien parezca un dialogo de sordos. Oído pues lo cual, y aplicando aquel dicho de que a lo hecho pecho, lo que tiene que hacer ahora el ayuntamiento, siendo coherente con su incoherencia, es mantener el carril bici, ocurra lo que ocurra cuando llegue el día 14 y la ciudad entre en ebullición. Pero no solo eso, sino seguir aplicando íntegramente su programa electoral en lo que atañe al plan de movilidad y tras el carril bici, continuar con los planes de hacer pasar también por las avenidas el tranvía porque el carril bici es una actuación a corto plazo y la del tranvía lo es a medio para lograr que al final el caos acabe siendo total y esplendoroso. O sea que adelante con los faroles. Y cuando además de bicis los tranvías pasen también por las avenidas, que la divina providencia se apiade de los ciudadanos de Palma.
Y como se ha armado la gorda la alcaldesa ha tenido que salir a darla cara – ¡Rodríguez, no te escondas ahora ¡-- diciendo que no hay para tanto, que la cosa no ha creado atascos, que al final no pasara nada y que –en esto estamos perfectamente de acuerdo— una ciudad que tiene un debate es una ciudad viva, aunque lo que ocurre mas bien parezca un dialogo de sordos. Oído pues lo cual, y aplicando aquel dicho de que a lo hecho pecho, lo que tiene que hacer ahora el ayuntamiento, siendo coherente con su incoherencia, es mantener el carril bici, ocurra lo que ocurra cuando llegue el día 14 y la ciudad entre en ebullición. Pero no solo eso, sino seguir aplicando íntegramente su programa electoral en lo que atañe al plan de movilidad y tras el carril bici, continuar con los planes de hacer pasar también por las avenidas el tranvía porque el carril bici es una actuación a corto plazo y la del tranvía lo es a medio para lograr que al final el caos acabe siendo total y esplendoroso. O sea que adelante con los faroles. Y cuando además de bicis los tranvías pasen también por las avenidas, que la divina providencia se apiade de los ciudadanos de Palma.